Cuando la Secretaría de Salud todavía tenía el logotipo azul que decía SSA, corrían tiempos difíciles porque no había dinero y la idea de crear nuevas instituciones era recibida con reservas, no sólo por el Presidente Zedillo, siempre generoso y atento a las necesidades de salud de la población, sino también, como ya es costumbre, por el secretario de Hacienda, responsable de cuidar el erario público. Y es que la idea de hacer crecer el gasto corriente del gobierno se percibía, no sin razón, como un acto que podía infligir el riesgo de fomentar estructuras administrativas ineficaces y obesas. No ha sido el caso de la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (CONAMED), pues sus aproximadamente 200 trabajadores siguen realizando una labor inmensa con una estructura ligera.